domingo, 18 de febrero de 2007

Creatividad, Arte, Ingeniería y grados de libertad


En una ecuación, los grados de libertad son el número de variables independientes, es decir, las magnitudes que pueden variar en el espacio del problema. En robótica, estos grados de libertad se corresponden con la posición de cada uno de los ejes del robot, y determinan la ubicación del extremo final (la pinza) del brazo robótico.

A mayor número de grados de libertad, mayor variedad en las situaciones posibles, mayor complejidad en el sistema, aunque no necesariamente mayor dirersidad en los resultados, ya que la variable independiente (la posición de la pinza) quizá tome el mismo conjunto de valores válidos a partir de cierto número de grados de libertad.

La Ingeniería consiste en última instancia en la restricción de alternativas mediante el establecimiento de reglas, protocolos y normas de desarrollo de soluciones a los problemas, para dejar pocos grados de libertad: el ancho y el largo de un puente, su altura y el peso máximo soportado, por ejemplo, lo que nos permite calcular sus requerimientos estructurales, la cantidad de material a utilizar y el tiempo y personal necesario para su construcción.

Curiosamente, a los humanos les es más fácil crear si el conjunto de posibles “libertades” se estrecha. Por eso surgen estilos, corrientes, academias, modas. Pareciera, además, que cuando la libertad crece por algún lado –véase en el flamenco libertad de las fluctuaciones melódicas del cantaor, o en el jazz la libertad en la improvisación– se restringe por otro –la rigidez rítmica y armónica en cada palo flamenco, las cadencias fijas y estrictas en el jazz–, como para mantener constante el grado de complejidad de la obra.

En Literatura se escriben normas, se categorizan estilos: se analiza la estructura del cuento o de la novela, se pontifica sobre el objetivo de la poesía y sobre lo que está o no permitido o recomendado. En muchos “cursillos rápidos” de literatura se “enseña” a escribir. Así nos va: se han creado hordas de escritores que siguen el mismo patrón con más o menos oficio y aburren hasta a sus profesores.

Los grandes creadores, quizá, son aquellos capaces de manejar su medio con mayor número de grados de libertad; los que no necesitan cánones, normas ni estilos, los que se mueven en un espacio del problema con infinitas dimensiones, y en estos espacios terribles encuentran una de las soluciones de la ecuación artística.


Publicado originariamente en Computación creativa y otros sueños (Libro de Notas) el 25/12/2006