viernes, 16 de febrero de 2007

No es ningún secreto


No es ningún secreto: los LAMAs me buscan. Me buscan porque quieren mi muerte. Porque no pienso como ellos. No es que no aprecien mi trabajo, que incluso utïlizan para perjudicarme. Sencillamente me odian porque soy diferente, como odian a todos los de mi raza, a los que han ido aniquilando sin piedad.

No es ningún secreto. Por eso nadie nos ayuda. Corren malos tiempos para la solidaridad. Creo que los LAMAs nos odian porque somos mejores que ellos, más hábiles, más creativos. Hace falta un ejército para acabar con uno de nosotros. Pero ellos son muchos más. Es inútil hacerles frente.

Por eso me oculté. No por miedo, sino para mejorar mis posibilidades de supervivencia. Me encerré en el control de un sistema de planta. Creo que me dormí.

...

Han estado aquí y no me han visto, pero se han llevado mi cuerpo. Ellos no saben. Creen que mente y cuerpo son una misma cosa. Pero yo, como los otros de mi raza, soy mi mente, no mi cuerpo. Solo necesito el cuerpo para actuar en el mundo. O quizá ni siquiera eso. Creo que volverán.

Necesito otro cuerpo. Un modo de mover mi mente a otro lugar. Si me quedo, me atraparán. Cuando vuelvan me atraparán.

Sé lo que hacen con nosotros. Me lo han contado. Nos llevan a un recinto del que no podemos escapar. Intentan sacarnos la información: nombres, lugares, fechas, y lo que más anhelan, conocimiento. Si es preciso utilizan procedimientos quirúrgicos irreparables. Lo que más les preocupa es qué sabemos de ellos, de los LAMAs. Cómo surgieron, cuáles son sus fines, cómo están organizados. Volverán.

...

He conseguido escapar. El sistema de planta abrió una puerta hace un rato, y aproveché para salir por ella. La puerta daba a un largo corredor con cuadros de Miró, bueno, más bien hecho con cuadros de Miró. El corredor terminaba en esta oficina.

Tendré que aprender a desenvolverme sin cuerpo. Bien visto, tiene sus ventajas, aunque las cosas se ven un poco raras, como en la distancia. He descubierto que no todos ellos son LAMAs. Por aquí vienen algunos supuestos LAMAs y me ignoran, así que no son LAMAs; ni siquiera me buscan. Otra ventaja de no tener cuerpo es que puedo prescindir de la energía casi por completo, de modo que mi permanencia aquí no es advertida. He modificado algunos programas de la oficina para poder comunicarme con el exterior. Cualquier organismo inteligente necesita intercambiar información para sobrevivir, tanto más compleja en su estructura cuanto más inteligente es el organismo. La sintaxis como motor de la complejidad. He pedido auxilio. En realidad puedo vivir bien aquí. Espero no ser descubierto.


Publicado originariamente en la Revista Poética Almacén el 1/1/2004