viernes, 27 de septiembre de 2013

Distribución de Pareto, ultracapitalismo y canon compensatorio


En este artículo no voy a hablar sobre si debe o no debe haber canon para compensar el derecho a copia privada, ni de quién debe gestionar las enormes sumas que ese canon genera. Es un tema polémico y muy politizado, y sobre el que se ha debatido hasta la saciedad. Tampoco sobre lo indiscriminado de ese canon, que provoca absurdos como el hecho de que al grabar mis fotos en un pendrive o un CD esté pagando canon a los autores (¿qué autores?), siendo que el autor de las fotos soy yo mismo.

De lo que voy a hablar del reparto que se realiza de ese canon compensatorio, ya que –sorprendentemente– todo el mundo asume que debe repartirse en función de las ventas que el objeto cultural ha tenido. Y digo sorprendentemente porque, como explicaré en el artículo, esa filosofía parece ir en contra de los principios más básicos de reparto de la riqueza que vienen aplicándose desde hace décadas en las sociedades modernas.
La distribución estadística de Pareto explica que el reparto de riqueza en la sociedad sigue una función del tipo indicado por la línea verde.


En ella, según el conocido principio del economista, el 20% de la población acapararía el 80% de los recursos.
Los estados modernos, sean de corte social o de corte conservador, coinciden en la puesta en juego de diversos mecanismos para intentar corregir en cierta medida esa curva: impuestos, subvenciones, ayudas sociales, etc.
Una vez aplicadas estas ayudas, podemos alcanzar situaciones corregidas en las que la curva se suaviza en mayor o menor medida, como es en el gráfico anterior la curva dibujada en azul.
Ahora vamos con el reparto del canon: para sorpresa y alarma de cualquier persona con inclinaciones sociales, lo que hace el canon compensatorio es dar más a los que ya ganan más. Cuando la evolución histórica de Occidente hacia gobiernos más sociales se ha fundamentado en una premisa universal –quien más gana, paga más impuestos, y de este modo indirecto se persigue la disminución de las diferencias sociales–, lo que sucede con el reparto del canon compensatorio es justamente lo contrario: los que más ganan reciben más, en una especie de potenciación salvaje del capitalismo, o ultracapitalismo, ya que no es que no se intervenga, sino que se interviene al revés.
Autores millonarios (pocos) frente a innumerables autores que deben vivir de otra cosa.
Y digo yo, ¿necesita J. K. Rowling el dinero del canon? ¿No sería mejor entregarlo a autores minoritarios?
Les dejo aquí lo que piensan del asunto los chicos de South Park:
Nota: Rowling no recibe dinero de canon compensatorio porque el sistema anglosajón es diferente al nuestro: no hay canon, y tampoco copia privada. Pero sirva como ejemplo de reflexión. Seguro que todos podemos pensar en ejemplos similares del panorama cultural español.
Publicado originariamente en Computación creativa y otros sueños (Libro de Notas) el 25/6/2010.