El crimen perfecto
Incluso el pasado puede modificarse;
los historiadores no paran de demostrarlo.
SARTRE, Jean-Paul
Un hombre pescando en el pantano, fotografiado por otro hombre. Y el asesino agazapado entre unos matorrales próximos. El asesino lleva unos minutos esperando la llegada de los hombres en una Zodiac. Sabe perfectamente cuándo y cómo porque la fotografía que el otro hombre tomó tenía la fecha y la hora en la información EXIF, y había sido ubicada en el lugar exacto en que fue tomada con una cámara con GPS. Así que el trabajo es fácil… esperar el momento y disparar el arma.
El asesino ha preparado el crimen perfecto: tomó el control de la máquina, viajó hasta el lugar y momento exacto y esperó. Al poco ellos han llegado, han desembarcado, y mientras uno pesca el otro se sitúa para tomar la fotografía que habrá de servir para localizarlo, pues más tarde será publicada allí donde el asesino la podrá encontrar. Antes de que el fotógrafo capture la imagen, el asesino le dispara en el corazón.
Tras esto tiene la coartada perfecta, pues la Máquina del Tiempo jamás será inventada, porque su inventor ya no nacerá, y la fotografía del pantano nunca será tomada.
Ni siquiera existe ya un motivo.
Publicado originariamente en Computación creativa y otros sueños (Libro de Notas) el 25/3/2008.