sábado, 28 de septiembre de 2013

Los otros escritores


Este artículo es una actualización de otro que escribí allá por 2004 en la revista precursora de “Libro de Notas”, la mítica “Revista poética Almacén”. Como la actualización lo ha alargado mucho, lo dividiré en dos partes.
Intentaba en él (y sigo intentando ahora) hacer algo extremadamente complejo, como es realizar una valoración, desde un punto de vista literario —aunque sin olvidar los aspectos no estrictamente literarios— de algunos escritores de un género tan subvalorado por unos y sobrevalorado por otros como es la Ciencia Ficción.
Lo hago porque creo que puede ser útil a lectores que quieran introducirse en este mundo y no sepan por dónde empezar. Mi experiencia es que los rankings que pululan por Internet son confusos porque combinan las valoraciones de dos tipos de lectores: el lector “adolescente” (Cortázar hubiera dicho el lector “hembra”, pero corren otros tiempos), que busca fundamentalmente libros fáciles y sorprendentes, y el lector de literatura, que se interesa más por el estilo, las reflexiones, los personajes. A eso se une una complicación adicional: unos lectores buscan ciencia ficción “soft”, es decir, cercana a lo fantástico, mientras que otros buscan ciencia ficción “hard”, es decir, basada en fundamentaciones científicas de lo que conocemos de nuestro universo o al menos basada en ideas que no sean inconsistentes con lo que conocemos. Por poner un ejemplo, no es posible viajar más rápido que la luz o, al menos, si se hace, hay que explicar qué modificaciones deberían sufrir las leyes actuales de la física para que fuera posible. Vaya por delante que me interesa casi exclusivamente la ciencia ficción hard.
La tarea es difícil porque, al contrario de lo que sucede en la literatura tradicional, las valoraciones comúnmente aceptadas son bastante engañosas, cosa que me asombra y para la que no encuentro explicación satisfactoria.
Mis comentarios, no obstante, están mediatizados por dos hechos. El primero es que no he leído las obras en su idioma original, y el segundo es que no he leído todas las obras escritas.
El primer problema lo resolveré aclarando que mis valoraciones se van a referir al par escritor-traductor, que es al fin y al cabo a lo que el lector medio va a tener acceso.
Sobre mi desconocimiento de muchos escritores sólo me puedo defender diciendo que, si en este artículo no se cita algún escritor, no se presuponga nada sobre él. Agradeceré comentarios en este sentido que me puedan llevar a descubrir algún filón oculto.
LOS MITOS
Lo primero es derribar algunas torres: Asimov, Clarke y Heinlein.
Isaac Asimov tiene grandes ideas —las tres leyes de la robótica, la propagación de las alteraciones de los acontecimientos a lo largo del tiempo, que sigue una campana de Gauss, para el asombro del protagonista de “El fin de la eternidad”, la psicohistoria…—, pero, pese a ser quizá el autor más famoso de ciencia ficción, hay que reconocer que escribe fatal. ¿Por qué es tan famoso? No lo sé (aunque admito que en mi adolescencia leí casi toda su obra). Dicen que “Los propios dioses” es su mejor novela. A mí particularmente me gusta “El fin de la eternidad”, y por supuesto sus ensayos sobre divulgación científica, género en el que sí es un maestro, de entre los que recomiendo “El electrón es zurdo”.
Arthur C. Clarke escribe correctamente, pero creo que está algo sobrevalorado, quizá gracias a Kubrick y a 2001, película que como es conocido se rodó en paralelo con la escritura del libro. De él me gusta especialmente “Cita con Rama”. Clarke no está mal, pero le falta algo. Prefiero a Kubrick.
Lo de Heinlein francamente no lo entiendo. Quizá sea como Asimov, para leer en la adolescencia. Lo cierto y verdad es que he tenido que abandonar sus libros recién empezados cada vez que lo he intentado.
Tampoco encuentro especial interés al “mítico” Philip K. Dick. Quizá su fama se deba a su desordenada vida. Muchas de sus historias han sido llevadas al cine, dando como resultado grandes películas, como Blade Runner o Minority Report (mejor la primera que la segunda, pese al despliegue de medios). De lo que he leído creo que su mejor obra es precisamente “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”.
También me pareció intragable “Arrecife brillante’, de David Brin. Mal escrito, pesado, infantil.
CLÁSICOS MÁS O MENOS INTERESANTES
Frederik Pohl. Se nota algo antiguo, pero su “Pórtico” se lee bien (aunque abuse del psicoanálisis) y tiene algunas buenas ideas. Lo peor es su obsesión por las relaciones sexuales.
Poul Anderson. Trata el tema de los viajes en el tiempo (en “Los guardianes del tiempo”) como debe tratarse: como un impredecible generador de paradojas. Profundo su tratamiento histórico; a veces parece que estemos leyendo un tratado de historia. “Tau cero” es hard, tan divertida como mal escrita. “Onda cerebral” tiene un planteamiento originalísimo.
Gregory Benford. Medianamente interesante. “Sudario de estrellas” es pasable. “Cosmo” también, pero nada especial. “Cronopaisaje” es quizá su mejor novela. Hay quien dice que en inglés escribe muy bien. Parece que en la traducción esto se pierde.
Larry Niven. Imaginador de la mayor obra de ingeniería jamás concebida, e imposible de construir en la realidad. Su “Mundo anillo” es prodigioso, agorafóbico, correctamente escrito. Interesante también la continuación, “Los ingenieros del mundo anillo”. Otras secuelas no son tan buenas.
Orson Scott Card. Tiene libros de una imaginación impresionante, aunque cuando le da por la psicología de los personajes se vuelve insufrible. Desde que se puso de moda se ha dedicado a escribir sagas de pésima calidad, explotando las ideas hasta aburrir al lector. En fin, una pena, producto de la mercantilización de nuestros días. Últimamente he descubierto que le debe muchísimo a Ursula K. Le Guin: el “ansible”, el interés por las peculiaridades de otras especies inteligentes y la imposibilidad de una comunicación completa con ellas, las limitaciones de los viajes estelares… Sus mejores libros: “Traición”, fantástico, “El juego de Ender” y “La voz de los muertos”, el segundo de la saga, y a partir de éste la saga se va al garete, y también “La memoria de la Tierra”, y ni uno más de esta otra serie.
Frank Herbert. Autor de “Dune”, una saga de éxito, que inspiró la película de David Lynch. Bien escrito, profundiza en el tema de los poderes mentales.
Nancy Kress. “Mendigos en España”, a pesar de lo desafortunado del título, trata de modo muy interesante el problema de la ingeniería genética. La segunda parte —“Mendigos y opulentos“— es algo más floja, y la tercera parte “La cabalgata de los mendigos” bastante mala.
Naturalmente hay clásicos más antiguos: Verne, excelente —para mí, sobre todo “La vuelta al mundo en 80 días” y “La isla misteriosa“—, H. G. Wells, Orwell y Lovecraft. Gran escritor es Ray Bradbury, recientemente desaparecido, pero bastante apartado de la órbita hard. Este artículo no va con ellos, pero hay que citarlos.
Casi por casualidad me leí un libro de Herbert Franke, “La caja de las orquídeas”, con un planteamiento bastante interesante. Si lo leen sabrán de dónde sale Wall-e.
Otro clásico interesante es Bob Shaw: “Los astronautas harapientos” y sus continuaciones y “Vidrio lento” no están mal.
Hay que citar también algunas novelas clásicas imprescindibles como “Huevo de dragón”, de Robert L. Forward (de ella se ha dicho en la red que es “la más épica de todas las novelas hard jamás escritas”) “Soy leyenda”, de Richard Matheson y “Flores para Algernon” de Daniel Keyes. Impresionante “Solaris”, de Stanislav Lem.
MIS PREFERIDOS
Vernor Vinge
Con ideas originalísimas, como la singularidad tecnológica, un punto en el tiempo en el que la capacidad tecnológica de una sociedad tiende a infinito (“La guerra de la paz”, “Naufragio en el tiempo real”), o la idea de que las propiedades del universo no son iguales en todas partes, existiendo regiones (como la zona próxima al centro de las galaxias) donde la inteligencia no es posible (lo que Vinge denomina “las honduras sin pensamiento”) y regiones (en los confines de la galaxia) donde es posible la existencia de seres con otro tipo de pensamiento, seres incomprensibles para los humanos (“Un fuego sobre el abismo” y “Un abismo en el cielo”). Su último libro traducido “Al final del arcoiris”, no me gustó.
Todos sus libros son interesantes, aunque por desgracia casi imposibles de encontrar, y algunos, como “True names” ni siquiera han sido traducidos al castellano. No ha escrito más de cinco o seis novelas.
William Gibson
Fantástico. Entiende qué es y qué pretende la Inteligencia Artificial. Entiende a dónde nos pueden llevar la Biología y la Medicina. Para muchos es el creador de la cultura “cyberpunk” aunque algunas de sus ideas ya se encuentran en “True names” de Vinge. Su ambiente ha sido reproducido en el cine en películas como Jonny Mnemonic (basada en uno de sus relatos) y Matrix, cuyo personaje Trinity es un calco de Molly, amén de otras similitudes, aunque su argumento no tiene nada que ver.
Su estilo es moderno, combina tiempos, acciones y personajes. No para amantes de lecturas sencillas.
Ursula K. Le Guin
Aunque es una escritora que podría considerarse clásica, para mí es un descubrimiento reciente. Lo más cercano que he encontrado, dentro del género, a la pura literatura. Una prosa al servicio de los personajes, que cambia según el modo de pensar y de sentir de cada especie, remarcando las sutiles y a veces insalvables diferencias entre ellas.
“El mundo de Rocanon” y “La mano izquierda de la oscuridad” comparten un mismo telón de fondo: la historia de un enviado de una liga de mundos a un planeta cuyos habitantes desconocen los vuelos espaciales.
Dan Simons
De prodigiosa imaginación, aunque menos hard en algunos momentos. Bien escrito. “Hyperion” y “La caída de Hyperión” son dos libros fundamentales en cualquier biblioteca de ciencia ficción, con un tratamiento serio y creíble de los personajes, incluso sometidos a las más increíbles situaciones. Lástima que la saga de Ilión es bastante floja, aunque tiene algún acierto, como los robots (a los que llama moravecs, en referencia un tanto humorística a Hans Moravec, que defiende que l inteligencia de los robots nos superará en no muchos años) que discuten sobre literatura clásica entre misión y misión.
Kim Stanley Robinson
“Marte Rojo” me parece un libro muy interesante, aunque no tanto el resto de la saga. Alterna tiempos y líneas argumentales, y profundiza en las consecuencias políticas de la colonización de Marte. Verdadera ciencia ficción hard. Bastante realista, aunque sus prolijas descripciones de Marte llegan a hacerse un poco pesadas.
Neal Stephenson
Conocidísima su “Snow Crash”, que se cita junto con “Neuromante” de Gibson como las primeras novelas sobre lo que podría terminar siendo Internet.
Menos conocida, y a mi juicio imprescindible, es “La era del diamante”, una novela que explora las consecuencias de la nanotecnología convertida en una tecnología ubicua. ¿Qué pasaría si pudiéramos construir cualquier material en un aparato simplemente ensamblando átomos según un diseño? Esto recuerda un poco ese cuento visionario de Ralph Williams, El duplicador de materia, del que deberían aprender los directivos del mundo de la cultura.
Greg Egan
En mi opinión el mejor escritor de ciencia ficción hard de todos los tiempos. Ya lo he dicho, ea. Sus mejores novelas: “Ciudad permutación” y “Cuarentena”. “Axiomático” es un libro de cuentos muy interesante. “El instante aleph” tampoco está mal. La única que no me gustó es “Teranesia”, y aún no he leído “Diáspora”, de la que cuentan que es extremadamente compleja de entender, porque transcurre en mundos multidimensionales.
Egan es inmensamente hard: todo lo que cuenta está soportado por teorías físicas, biológicas o computacionales, por sorprendente que a veces parezca. Porque además sus tesis sorprenden. Desgraciadamente “Cuarentena” es de esos libros que no se consigue ni en papel ni en digital. Y mi copia en papel la presté a alguien y no sé a quien (¡eh, si lees esto y tienes mi libro, devuélvemelo, que es un incunable!).
LOS MÁS MODERNOS
Un autor bastante interesante es Robert J. Sawyer. Su novela “El cálculo de Dios” es divertidisima, porque pone a un paleontólogo ateo en la situación de tratar con un extraterrestre de avanzada tecnología que sorprendentemente es ¡creacionista! Las reflexiones y las conversaciones entre ellos son hilarantes. Recomendables también “Recuerdos del futuro”, que dio origen a una serie televisiva, y “Vuelta atrás”.
“Spin” y “Los cronolitos”, de Robert C. Wilson son obras con cierto interés.
“Leyes de mercado” de Richard Morgan, es un libro bastante aclamado. A mí me pareció un poco infantil. Me gustó más “Carbono alterado”, aunque tampoco es excepcional.
Sí me gustó muchísimo el planteamiento de “Visión ciega”, de Peter Watts, aunque me da la sensación de que la traducción es bastante mala. Es un libro enormemente hard, hasta el punto de que añade al final una serie de apéndices explicando el fundamento de cada idea tecnológica o científica que aparece en el libro. Creo que es lo único que se ha traducido de este autor a nuestro idioma.
EL PROBLEMA DE ENCONTRAR BUENOS LIBROS
Cuando se escribió la primera edición de este artículo (2004), el gran problema para leer ciencia ficción en castellano era encontrarla. Los libros no se reeditan, ni siquiera los clásicos (con escasas excepciones). Afortunadamente la cosa ha cambiado y ahora podemos comprar muchos de estos libros en Amazon para el Kindle, y los descatalogados pueden conseguirse por diversos mecanismos, gracias al esfuerzo de muchos amantes de la ciencia ficción que los han ido poniendo a disposición de los lectores. Gracias a todos ellos.
Como avisé al principio, el aficionado a la ciencia ficción probablemente echará en falta aquí a algunos escritores. Me he atenido a mi propia experiencia de lectura y no pretendo ser exhaustivo. Si falta alguno bueno, hacédmelo saber en los comentarios. Nos interesa.
Publicado originariamente en Computación creativa y otros sueños (Libro de Notas) el 25/6/2012 y el 25/7/2012.