viernes, 27 de septiembre de 2013

El cerebro como computadora

El sindrome del sabio (savant syndrome) se ha definido como una rara condición en la que personas con trastornos en el desarrollo (incluidas las diversas variedades del autismo y retardo mental) poseen una o varias capacidades extraordinarias que contrastan con sus limitaciones generales.



No hay por el momento ninguna teoría que explique este síndrome, que parece demostrar que, o bien las capacidades computacionales del cerebro humano son mucho mayores de lo que suponemos, o bien que ciertas tareas que en apariencia son enormemente complejas en realidad no lo son tanto.

Una segunda capacidad prodigiosa de algunos savants es la lectura. Kim Peek (que inspiró la película “Rain Man”) es capaz de leer simultáneamente las dos hojas de un libro con cada uno de sus respectivos ojos. Ha memorizado miles de libros, adquiriendo una enorme cantidad de conocimiento que abarca infinidad de ámbitos, desde la geografía hasta la literatura, pasando por música, historia, etc. Bien, de nuevo cosas sencillas para un ordenador. Memorización.


Una tercera capacidad se refiere a habilidades espaciales extraordinarias. El propio Kim Peek es capaz de indicar sin error el recorrido a efectuar para llegar de un punto a otro de Estados Unidos indicando cada carretera, calle y giro a realizar.


Pero el arte, ¿es computable? Un argumento recurrente contra la Inteligencia Artificial es que «una máquina nunca podrá crear arte, que el arte es algo genuino del ser humano, que no es algo exacto, abarcable por la matemática o la algorítmica y que por tanto no puede ser afrontado por una máquina». Pero los savants, tan similares a los ordenadores en las capacidades anteriores, también poseen, a veces, prodigiosas capacidades artísticas.




Y un caso especialmente interesante es el de Derek Paravicini, prodigioso pianista savant capaz de interpretar cualquier obra oyéndola tan sólo una vez:



Y alguno estará pensando: «bien, tan sólo reproduce lo que oye de modo maquinal, igual que un ordenador reproduciendo una canción grabada. No es creativo». Pues bien, vean en este video cuando la entrevistadora le dice si es capaz de tocar “Para Elisa” y luego le dice si es capaz de tocarla como lo haría Mozart (sigan el link porque no es posible insertarlo; cosas del copyright):

The human iPod.


Y ahora les vuelvo a preguntar: ¿podrán crear arte los ordenadores?

__________________________
Inspirado por esta anotación de microsiervos, con links a un documental completo sobre Derek Paravicini.

Publicado originariamente en Computación creativa y otros sueños (Libro de Notas) el 25/6/2009.